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Aunque en principio las vacaciones de verano son algo positivo, lo cierto es que en esta época del año es cuando más divorcios se producen. Y no es que sea algo puntual que haya sucedido en un año en concreto, sino que es una tendencia que ya viene fijada desde hace tiempo.
Pero, ¿cuáles son las causas de esta realidad? Pues son varias. Una es que aumenta el tiempo de convivencia y los problemas entre la pareja se han ido apartando durante el resto del año para aflorar en esta época. Otra causa es que las expectativas suelen ser más ambiciosas en cuestión de lo que pueden dar de sí unas vacaciones.
Y es que durante las vacaciones se tiene más tiempo para pasar en familia, dejando atrás los horarios laborales, que nada más que permiten verse a la hora del desayuno y a reencontrarse durante la cena, siendo un espacio ridículo el que se pasa en familia si se compara con los compañeros de trabajo.
Durante el verano se pasa mucho más tiempo juntos y eso puede llegar a pasar factura. Para evitarlo lo mejor es dialogar ya que no hablar las cosas, lo único que hace es retrasar una solución. A lo largo del año resulta más sencillo dejar sin hablar las cosas ya que no hay tiempo o no es el momento.
Para resolver los conflictos se debe hablar pero también escuchar en un ambiente relajado. De esta manera se favorecerán los acuerdos y un consenso, pero dejar la resolución para cuando se está de vacaciones no es demasiado inteligente, por tanto lo mejor sería marcharse de vacaciones con todos los deberes hechos.
Lo que no significa que no se pueda hablar de la relación durante las vacaciones, ya que siempre es un momento bueno para saber en qué punto se encuentra la pareja y qué se puede mejorar en la relación, así como para volver a encontrarse con esas costumbres olvidadas y que merece la pena recuperar. Las noches relajadas de verano invitan a comunicarse aunque la verdad es que esos momentos deberían hacer por encontrarse también durante el resto del año, Y si se tienen hijos se puede «abusar» de los abuelos y buscar con tu pareja un fin de semana de complicidad de vez en cuando.
Hay que tener en cuenta que hacer unas vacaciones en verano debe ser algo que os guste a toda la familia o que al menos no cause ninguna objeción y en las que el objetivo principal sea descansar de la rutina del resto del año, evitando que las mismas vacaciones se conviertan también en otra rutina, ya que sería un grave error.
Durante las vacaciones de verano se dispone de mayor tiempo y se debe aprovechar con la pareja de manera positiva, eso significa que no hay que arrastrarla a donde la otra parte quiera ir, si no involucrarse de una forma efectiva en alguna actividad conjunto que os guste a los dos y que os reporte satisfacción a ambos. Y como en España se está todavía lejos de la conciliación familiar y laboral, las vacaciones de verano pueden ayudar para aprender a conjugar el verbo conciliar.