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Todos los empresarios temen que en algún momento se compañía pueda quebrar, sobre todo si tenemos en cuenta la difícil situación económica que atraviesa todo el país. Una quiebra genera que la sociedad se disuelva a causa de un contexto económico que no permite garantizar el futuro y la continuidad de la empresa. Ahora bien, la dudad que siempre surge entre los empleados y empresarios es cuál es el momento en que se considera quebrada una compañía.
Técnicamente la quiebra se define como aquel estado patrimonial negativo donde los activos y el valor de la compañía es menor a los pasivos legalmente exigidos a corto, mediano y largo plazo. En pocas palabras, la empresa o la compañía quiebra si las deudas superan el valor de sus activos, lo que significa que los pasivos de la misma son negativos. Aunque resulte difícil pensar que una compañía productiva pueda llegar a esta delicada condición económica, solo resulta necesario una serie de perdidas prolongadas y continuas para reducir los fondos de la compañía hasta llegar al punto de quiebre en donde el patrimonio resulte contablemente negativo.
¿Qué sucede con las empresas que quiebran?
En el momento en que se decreta que una compañía ha quebrado, se inicia el proceso de apertura de un concurso de acreedores que tiene por objetivo valorar los activos vigentes de la compañía y pagar las deudas que posea la misma, para ello se lleva a cabo el procedimiento de liquidación de la sociedad que genera las cantidades necesarias para saldar deudas y a su vez disuelve la compañía.
Es preciso señalar que al realizarse el concurso en cuestión los acreedores de la empresa están impedidos de iniciar contra la empresa en disolución algún tipo de acción legal por las deudas impagadas ya que deberán esperar a que concluya dicho concurso. El empresario por supuesto está legalmente obligado a liquidar los activos de la compañía para satisfacer los impagos.
No debe confundirse el estado de suspensión de actividades y pagos de una compañía en donde resulta posible la supervivencia y futuro de la misma, ya que la quiebra representa un contexto en el cual la sociedad no tiene expectativas de recuperarse y está condenada a su disolución. En resumen, el objetivo de declarar en quiebra una compañía es lograr satisfacer y pagar las deudas que posee la sociedad con sus acreedores.